Según la visión de los pueblos originarios cada planta tiene un Espíritu y al consumirla, uno busca conectarse con su energía. Por eso el momento que es dedicado a fumar, ha sido ceremonial desde tiempos remotos.
Un placer mediante el cual la persona conecta con lo sagrado e intemporal de la experiencia de vida.
Los pueblos originarios suelen palpar con sus manos la humedad del tabaco antes de armalo, observando su calidad y consistencia. Esta práctica ancestral permite tomar conciencia de la calidad del tabaco y del momento de armar.
El momento que es dedicado a fumar, ha sido ceremonial desde tiempos remotos. Un placer mediante el cual la persona conecta con lo sagrado e intemporal de la experiencia de vida.
Según la visión de los pueblos originarios cada planta tiene un Espíritu, al igual que todas las cosas sobre la Tierra, y al consumirla uno busca conectarse con su energía.
Sayri es el nombre del Espíritu de la planta Sagrada del Tabaco.
Sayri invita a redescubrir el acto de fumar sin tragar el humo, dejándolo en la boca por unos instantes y llevando la lengua al paladar. Y de este modo, Sentir su Espíritu.